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MBR
Invitado

Se ha acabado el verano y ya no me apetece llevarme la MTB al trabajo para salir a la tarde-noche. El año pasado para compensar me apunté al gimnasio, pero me aburría soberanamente en las clases de spining, así que pensando en lo que me dejé el año pasado en la suscripción, y con un empujón más, me hice con esta bici que véis en la foto: Triban RC 500.
Lo único que tenía claro era que quería frenos de disco y que el precio no se fuese por las nubes. Leyendo varias reviews, entre ellas la de Bike Radar, me animé a comprarla: por su relación calidad-precio, no iba a encontrar nada mejor en el mercado. Había descartado Orbeas y Canyons, ya que por componentes y precio, se iba de las manos. Y llámame desconfiado, pero paso de la segunda mano.
Mi filosofía con esta bicicleta es ir a diario al trabajo, además de que al volver me de una vuelta por toda la ciudad y una calentada en carretera volviendo a casa. Así mato 2 pájaros de un tiro: me despejo y hago deporte.
La compré un martes y la entregaron este pasado viernes. Ya me véis todos los días mirando si estaba lista en el apartado «Estado» de la web del Decathlon, pero por fin llegó el viernes y me fui a buscarla nada más salir del trabajo.
Mis primeras sensaciones fueron como volver a aprender a montar en bicicleta. No había montado nunca en una bici de carretera y las primeras sensaciones fueron muy extrañas: el manillar tan estrecho y la posición del cuerpo eran muy chocantes al principio, además el cambio de marchas no tiene nada que ver con el de una MTB, pero a los pocos metros de rodar me acostumbré a su conducción.
Este fin de semana, aunque trabajaba, no podía quedarme quieto en casa y quería probarla un poco más en profundidad. Después de un intento fallido por la mañana, por la tarde la cosa estuvo más tranquila y al ver que nadie llamaba, decidí salir a dar una vuelta bien larga recorriendo toda la Diagonal punta a punta, llegar hasta el Fòrum y volver a casa por la Avenida Tibidado. Aquí ya me hice más a la bicicleta y ajusté un poco el manillar, palancas de freno y el sillín.

La experiencia en llano era increíble: en seguida volabas, la relación de marchas más larga hace que cojas velocidad punta más deprisa. La putada es en subida: al ser otro tipo de recorrido las nueve marchas se quedan un poco cortas, pero no imposibles, para subir pendientes pronunciadas. Ojo, recalco que no es imposible. Debes subir cadencia para compensar la falta del «molinillo». No sé si me explico. Según me han contado las relaciones suelen ser similares en todos los modelos. A malas te pondrás más fuerte. La prueba que hice ayer fue desde Via Augusta hasta el final de la Avenida Tibidabo sin parar, y llegué bien caliente arriba (para que os hagáis una idea son 3 KM pasando de un 7% a 10% de desnivel en aumento).
En cuanto a la conducción y freno ya os podéis imaginar la diferencia con un manillar de MTB: la conducción es un poco más agresiva y reactiva, aunque muy cómoda. Después de unas 3 horas ayer podría haber seguido. No tenía dolores de espalda o riñones. En cuanto a los frenos al principio también andé un poco pez hasta que cogí la posición correcta de la maneta y cómo aplicar presión.
Si hablamos de las marchas, hasta ayer no comprendí el uso del plato grande. Al principio me parecía una animalada y no entendía que hacía ahí (el cambio de relación es abismal) pero cuando quieres coger velocidad en llano, éste es tu amigo: en seguida te hace coger cadencia para acelerar.
Sobre los componentes pensé en cambiarle el sillín pero he de decir que el de serie está muy bien: es cómodo y se adapta perfectamente. En cuanto a los frenos son mecánicos, no hidráulicos, pero teniendo estos montados podré cambiarlos por hidráulicos si algún día me da el venazo. Las ruedas me sorprendieron: ayer la pasé de asfalto a sendero varias veces sin miedo, y creedme que algún llantazo se llevaron por novato e ir de noche con escasa luz, pero ahí están, enteras. Eso sí, como se nota en los brazos el no tener suspensión y pasar por adoquines. En cuanto a la transmisión hablamos de un Shimano Sora: es un cambio de batalla que funciona bien y cumple su cometido.
Por lo demás, nada que echarle en cara: por una bici de 650 € creo que tengo diversión para rato.
Lo único malo es el servicio de entrega de Decathlon: nada más coger la bici no estaba bien ajustada de marchas (saltaban cada dos por tres) y los frenos me los tuvo que centrar un amigo. Un consejo: no os vayáis cuando recojáis una bicicleta del Decathlon. Daros una vuelta y volved, porque algo habrá que tocar. Sed pesados si es necesario, os la deben dejar bien preparada.
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