La Marcha Nocturna de Cebolla 2013. No es una marcha dura en sí misma, pues son unos 38 km con unos 450 de desnivel. Pero lo que no se me olvidará nunca a mí ni a los que tomamos la salida aquella tarde/noche fue la gota fría: desde por la mañana lloviendo sin parar, y recuerdo antes de tomar la salida la tormenta que cayó, con una pequeña riada incluida (en 2018 hubo
inundaciones en la zona de la salida) que hizo que buena parte de los incritos tomase el camino de vuelta a casa sin dar comienzo ni siquiera a la marcha.
Una vez que empezó la "fiesta", volvió a llover, una lluvia molesta que a la vez se sumaba al frío que empezaba a hacer al ser por la noche y al hecho de no poder ver más allá de lo que alumbraban las linternas que llevábamos cada uno. Y claro, el barro que nos iba embozando la rueda delantera y que te llegaba a frenar, por lo que hubo que hacer una buena parte de la ruta a pie. Al llegar al avituallamiento del km 19 (dentro de una bodega de vinos), hubo muchos abandonos. Yo iba con un compañero que quería seguir a toda costa, y yo no tenía muchas ganas, por lo que alargamos el tiempo de estar en el avituallamiento al máximo. Y estar tanto tiempo parados nos vino bien...
Recuerdo que llegó un miembro de la organización por detrás y nos dijo a mi compi y a mí: "chicos, sois los últimos, pero por lo que nos están contando, la zona del olivar es una trampa a causa del barro. Si queréis, tenéis la opción de acortar por la carretera, no es ninguna deshonra, pero es lo más sensato tal y como están las cosas". Dicho y hecho, no nos lo pensamos dos veces y nos lanzamos por la carretera hasta llegar de nuevo a Cebolla. Al llegar allí vemos que apenas hay gente en meta, cosa que nos extrañó pues con la inscripción daban derecho a un refresco y un bocadillo... lo que pasó a continuación fue dantesco.
Al cabo de una hora o así (estamos hablando de que sería la 1 de la madrugada) comienzan a aparecer los tractores, que habían ido recogiendo bicicletas y ciclistas del olivar. Como en ese grupo iban unos colegas, les preguntamos... se habían quedado "atrapados" en el olivar por el barro, con gente maldiciendo la hora en la que habían tomado la salida, gente que incluso llegó a lanzar la bici contra un árbol presa de la desesperación... Luego colas de otra hora para intentar lavar las bicis con una manguera que habilitaron en el polideportivo y que no daba abasto para la cantidad de gente que había... si buscáis en un diccionario la definición de caos, seguro que sale esta marcha.
Con decir que esta edición fue la tercera y la última, pues al día siguiente hubo innumerables quejas a la organización, a quienes culpaban de conocer cómo estaba la zona del olivar y no haber previsto un desvío como nos sugirieron a nosotros (a veces, ir el último en una marcha es positivo). Y nunca más se volvió a organizar esta marcha; una pena, porque el formato era muy chulo (en 2012 también participé, hizo calor y disfruté bastante, a pesar de que mi estado de forma me hizo llegar a meta bastante roto).
Por mi parte, la ruta se saldó con un cambio de pastillas de freno traseras, que "desaparecieron" por culpa del barro; el pedalier gripado (no giraban las bielas) y un cambio de cables y fundas. No quiero ni imaginar cómo quedarían las bicis de la gente que quedó atrapada en el olivar aquella fatídica noche.
Edito para añadir una foto que he encontrado de cómo quedó la mochila Camelbak que llevaba aquella noche: