Ataques en bici he sufrido varios, sobretodo por perros que cuidan fincas y ganado. En realidad, con coger una piedra o un palo cuando vienen hacia tí, es más que suficiente para espantarlos.
Pero EL ATAQUE (con mayúsculas), lo sufrimos mi hijo mayor (9 años) y yo el verano pasado. Siempre pasamos unos días en agosto en el pueblo de mi mujer, en la comarca de Sanabria (Zamora). Siempre que acabamos de cenar, solemos dar un pequeño paseo hasta el pueblo de al lado, que dista tres quilómetros. Vamos con linernas y mi hijo llevaba un frontal. Mi mujer aquel día no quiso acompañarnos y se quedó con el crío pequeño, así que marchamos los dos.
Era plena noche y luna llena, por lo que la visibilidad era buena. A mi hijo le encantan los animales, y disfrutamos mucho paseando de noche escuchando a los corzos, a los jabalíes, caballos...siempre con prudencia y respeto. Nunca hemos tenido ningún percance en estos paseos, más allá de ver jabalíes, alguna culebrilla, ranas...es una zona espectacular. En concreto el pequeño camino que transitábamos hasta el pueblo vecino, esta franqueado por bosque espeso. Aquel día llevabamos dos frontales y una linterna led bastante potente, lo que unido con la luna se veía todo perfectamente.
Pues bien, cuando nos encontrábamos a mitad de camino aproximadamente, estabamos hablando de nuestras cosa escuchamos a un animal correr hacia nuestra derecha. Corría muy rápido y, junto con el sonido de la hojarasca, se escuchaban ramas romperse. Lo primero que pensé fue que se trataba de un corzo. No me preocupé , porque son muy huidizos. Enseguida apuntamos con la linterna para ver si lo veíamos, pero íba a ser difícil debido a la velocidad que llevaba en su huída.
Pero ahí no acababa la cosa...inmediatamente otro sonido de movimiento rápido a nuestra izquierda y al instante lo mismo pero por detrás nuestro (y cruzando el camino, aunque sin poder verlo). En pocas palabras, algún tipo de animal nos estaba acechando. En concreto, por lo que pude deducir, se trataba de tres bichos por lo menos. Corrían en círculos amplios alrededor nuestro muy rápidamente, rompiendo ramas, removiendo la hojarasca. Tan rápido íban que no pudimos apuntarlos con las linternas en ningún momento.
La verdad es que eso me desconcertó mucho. Es raro que te acechen de esa forma (los jabalís pueden atacar cuando protegen a los jabatos, pero no corren tanto ni con esas grandes zancadas). Ahí empecé a tener miedo de verdad. Lejos de casa, con mi hijo pequeño haciendo preguntas a las que no podía responder...Y del miedo pasé al pánico: fuera lo que fuera lo que nos estaba vigilando empezó a gruñir. Enseguida pensé que se podía tratar de una manada de perros salvajes. Lo único que pude hacer es cortar un palo de buenas dimensiones y ordenar a mi hijo que se pegara completamente a mí y no se separara para nada (que los perros o lo que fueran notaran que no había nadie pequeño y debil al que atacar)...
Poco a poco y muertos de miedo, dimos media vuelta y despacio y vigilando con las linternas fuimos regresando a casa. Fuera lo que fuera nos estuvo acechando y gruñendo hasta escasos metros de entrar al pueblo. Una vez que vieron las luces de las farolas, se fueron tal y como llegaron. Mi hijo llegó a casa llorando, y nunca más ha querido salir a pasear de noche, y aun así le cuesta mucho adentrarse en el bosque.
En los días posteriores pude invesgar qué es lo que había pasado y con qué animales no posdríamos haber cruzado, con un comportamiento tan agresivo y que acosan en manada. Descartados los perros, encontré la respuesta este mismo verano aquí:
CENTRO DEL LOBO IBÉRICO
Fuimos de visita al Centro del Lobo Ibérico (muy cerca del pueblo de mi mujer), y hablando con el guía le conté lo que nos había pasado. Por comportamiento, por forma de acosar, por gruñidos...y sobretodo por la zona había poca duda: lobos. Se tiene constancia de que una manada de lobos en libertad (es la zona con más densidad de lobos en libertad de Europa) se mueve por ahí. Así que parece ser que nos estuvieron acosando, al menos, tres lobos. Según el guía, probablemente estaban hambrientos y nos estaban estudiando. Es extremadamente raro que ataquen a un hombre y más haciendo aspavientos con un palo, pero al ver a una presa más pequeña...se estaban envalentonando. Y justo lo que hay que hacer es eso: juntarte para que se confundan y parezcan una sola presa...
No he vuelto a salir de noche a caminar.
Edito: Hay noticias incluso de ataques de lobos. Ese pueblo es al que íbamos de paseo. El de mi mujer esta a escasos 3 km.
Nuevos ataques de lobos causan la muerte de al menos 50 ovejas en San Juan de la Cuesta